Sobre este diario

En La Danza en Espiral Starhawk nos presentaba un canto para el Equinocio que ha ido más allá del Reclaiming extendiéndose por la Wicca y muchas de las corrientes espirituales de la Diosa. Es un canto sencillo pero con un gran poder que se repite como un mantra: «Ella cambia todo lo que toca y todo lo que ella toca cambia.» Es curioso pero cuando pienso en Eros siento que ese canto también se cumple con Él. Una vez que has conectado con Él a un nivel muy profundo nada de lo que esté bajo su dominio vuelve a ser igual, o al menos nunca lo vuelves a sentir igual. Una vez que Eros te ha tocado cambia para siempre tu forma de experimentar el sexo, las relaciones afectivas e incluso la relación contigo mismo.

Me he encontrado en muchos momento de mi vida donde lo he sentido muy presente. Otra vez, al igual que pasa con la Diosa, me he encontrado con que «todos los actos de amor y placer son sus rituales». Por ejemplo, es algo maravilloso estar manteniendo relaciones sexuales y que justo en el momento del orgasmo la sensación se potencie al sentir a Eros ahí, presente, envolviéndolo todo, envolviendo cada célula de tu ser y grabando a fuego ese momento de absoluto placer en tu mente. Pero también puede ser algo diametralmente opuesto pero significativo cuando caes en un momento muy bajo y eres capaz de sentir de una forma más profunda todo aquello solo al saber que Él está ahí. Te da una conciencia sobre lo que sientes enormemente grande.

En este diario lo que me planteo es escribir sobre aquellas experiencias cotidianas donde sienta a Eros, donde me acerque a Él. Quiero mostrar algo de lo que muchas veces se habla dentro de la Wicca, o por lo menos así me lo enseñaron: la senda de los Dioses es algo vivencial, más allá de los conocimientos contenidos en los libros. Es por eso que contaré pequeños pedacitos de mí y de Eros, pues una vez que Él te toca nada más vuelve a ser lo mismo. Serán experiencias personales, de ahí, que este espacio se torne en un diario personal dentro del Santuario de Eros. No pretendo tampoco que otros emulen mi experiencia pero si quiero animar a otros a vivir a los Dioses en su día a día porque, de este modo, la vida nunca vuelve a ser igual.