El 17 de mayo de 2017, Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia, hicimos público algo en lo que llevamos mucho tiempo trabajando y que ayudará, desde la espiritualidad, a acabar con la intolerancia en el mundo.
Si nos fijamos en las noticias y en nuestro propio entorno podremos comprobar que amar en todas sus formas y posibilidades aún parece un delito. La tragedia de Orlando, así como las que ocurrieron al mismo tiempo en América Latina, en los campos de concentración en Chechenia, o en Irán, Arabia Saudí, Yemen y Sudán. Unido a que el hecho de ser homosexual esté castigado con la muerte, o que en la India las mujeres pueden ser violadas por sus maridos, son solo algunos de los ejemplos más mediáticos de esta grave situación. Actualmente sólo nueve países (Suecia, Malta, Montegro, Portugal, Israel, México, Ecuador, Sudáfrica y las Islas Fiyi) contemplan la no discriminación por razones de orientación sexual en sus constituciones. Todavía hoy, muchos piensan que ser homosexual, bisexual, transgénero, o incluso ser mujer, es una enfermedad. Solo el amor tiene la cura para la verdadera enfermedad: el odio y el miedo.
Desde el Santuario de Eros queremos sumarnos a la Red de Paz de la Tradición Nativista Correlliana enfocando nuestra energía en un cambio de mentalidad sobre estás cuestiones. Comenzar a infundir la aceptación en este a campo, fomentar un amor más libre y seguro, también acabará con otros tipos de discriminación y disputas. Iniciemos esta cadena de oración para que el amor y la paz lleguen a todos los corazones del mundo. Porque si amamos muchos de nuestros problemas ya no serán tales, dejarán de existir para siempre.
Nuestro sigil por la paz nace de la mezcla del símbolo de la paz correlliano con el sigil de nuestro santuario. Ambos se pueden utilizar conjuntamente pero el nuestro va enfocado de una manera más concreta. Este sigil va enfocado a instaurar en los corazones el amor (propio y por los demás), la aceptación, la libertad, el respeto y la paz y con ello sustituir los celos, la envidia, el odio, la ira, el rencor, la venganza, la hostilidad y la furia. La energía va enfocada a los corazones, a que sean capaces de sentir de otra forma y que algo dentro de todo el mundo haga “clic” y nos conduzca a la paz en todos los ámbitos.
La espiral es un vórtice de energía de paz y amor. Crece desde el centro dibujándose en deosil hasta completar siete vueltas incluyendo la que tiene forma de corazón. El número siete siempre ha sido un número de poder en multitud de tradiciones y sistemas mágico-religiosos. En nuestro caso lo utilizamos para que la energía que emitimos con nuestra oración, viaje y se manifieste por los siete planos de la existencia para crear un cambio profundo.

Las flechas en el símbolo original correlliano representan las cuatro direcciones por las que se van a esparcir las energías de nuestra oración. Aquí las flechas son también las flechas de Eros, que apuntarán al corazón de cada persona para dejar en él la energía que estamos mandado. Además toman los colores de la bandera arcoíris para añadir más significado aún.
La bandera arco iris, o bandera de la libertad, fue utilizada por el movimiento hippie y más tarde fue adoptada por el colectivo LGBTQ. Se dice que la original fue diseñada por Gilbert Baker, quien la ondeó en el desfile del orgullo celebrado en San Francisco en 1978. Estos colores juntos, se han convertido en un símbolo de lucha por la aceptación, por la libertad y por el amor, por lo que al incluirlos en nuestro particular sigil para la paz, lo dota del poder de la cromoterapia. Cada color representa una idea básica, y es en cada uno de esos campos, donde queremos que el amor, la comprensión, la aceptación, la libertad y la paz se asiente.
El rosa es por la sexualidad.
El rojo es por la vida.
El naranja es por la salud.
El amarillo por la luz y la alegría (luz del sol).
El verde es por la naturaleza.
El cyan es por la magia y el arte.
El azul por la serenidad
El índigo por el espíritu.
¿Cómo unirte a nuestra cadena de oración?
Los viernes siempre se han asociado con el amor y por eso queremos aprovechar esas energías para unirlas a la de nuestra plegaria. Cada viernes a las 20:00 (en tu hora local) comienza a rezar. Simplemente, enciende una vela blanca, graba el símbolo en ella, haz que la luz de la llama pase por el sigil pintándola en un portavelas de cristal o de algún otro modo. Pon la vela encima de él o simplemente delante. Respira hondo, relájate y siente como la paz y el amor te inundan suavemente con cada inspiración. Recita la oración y visualiza como la energía se extiende por todas partes, por todo el mundo, a todo el mundo. Deja que la paz y el amor te inunden. El cambio empieza en tí.